CENSURA Y DESAFÍOS A LA HORA DE TOCAR EN BOLICHES
Cada día, una nueva banda está surgiendo en el mundo, muchas aspiran a tocar en un nuevo Woodstock, a completar la tradición rockera de “sexo, drogas y rock n’ roll” y vivir en la banalidad y despreocupación del mundo que las rodea. Otras tienen sueños más humildes, disfrutar lo que hacen, acercarse a la gente, o simplemente ayudar. Se comprometen más con la realidad y no necesariamente son peores músicos, a fin de cuentas, eso solo depende de la vocación que tenga uno.
Dentro del segundo grupo se puede cuadrar a Guillermina, una banda que se caracteriza por su humildad y por su cercanía a la gente. Es oriunda de Haedo, formada en 1999 y producida por Pablo Romero, cantante de Árbol, de la misma localidad. Tocaron en lugares grandes cuando fueron invitados por bandas como La Renga, Bersuit Vergarabat o La Vela Puerca, o en festivales como el Cosquín Rock, el Gesell Rock o el Pachamama Rock. También tocaron en los teatros de Flores y Colegiales, que son bastante grandes, pero según el guitarrista Gabriel Berisso “el precio que exigen por las entradas es muy alto para el público porque tienen costos de producción también altos”. Es por esta razón que prefieren organizar recitales en clubes o locales más accesibles para la gente. Los recitales “son por supuesto más íntimos, más calientes, cara a cara, aunque más caóticos. Tratamos de tocar en lugares en donde nuestro público se sienta cómodo y podamos dar el show que nosotros queremos y manejar nuestros horarios”, cuenta Gaby – así aparece su nombre en el libro del último cd, Samsara –.
Un golpe muy duro que recibieron las bandas que tocaban en boliches y bares, fue el efecto post-Cromañón. El 30 de diciembre del 2004, mientras tocaba la banda Callejeros, el boliche República de Cromañón se incendió al quemarse una media sombra, altamente inflamable, que cubría el techo, por entrar en contacto con una bengala. Tanto el fuego como el humo producidos provocaron la muerte de 194 personas y centenas de heridos. Esto trajo consecuencias muy profundas, desde la destitución de quien era el Jefe de Gobierno Porteño, Aníbal Ibarra, hasta la clausura de varios boliches porteños y del Gran Buenos Aires. Obviamente, esto vino acompañado por la censura a varias bandas, por ejemplo, como era de esperarse, a Callejeros.
Guillermina no fue ajena a esta historia. En una nota a Clarín, el cantante Gerardo Chory Berisso explicó: “queremos actuar en Haedo pero no podemos porque no hay lugares, no nos dan los permisos”. El baterista Santiago Bamposta agregó: “las veces que tocamos en el Sportivo – un club deportivo de Haedo – nosotros lo habilitamos. Pusimos las luces, los cartelitos, todo”.
Otra banda que sufrió esto fue 1 Segundo es Demasiado por la imposibilidad de tocar en lugares chicos. También se formaron en Haedo, en 1996 y son producidos por Maximiliano Djerfy, el guitarrista de Callejeros. Según el guitarrista Hugo Caeiro “tocar después de Cromañón parecía muy lejano para 1 segundo, dependiendo de la censura, los escasos y carísimos lugares”. Así les pasó cuando iban a tocar el 3 y 4 de octubre del año pasado en Cerveza Club, en Ramos Mejía. 24 horas antes del recital el lugar fue clausurado sin motivo alguno. La censura se da a partir de que esta fue la decimotercera vez que se clausuraba un boliche 24 horas antes de que la misma banda se presente, y en todas sin motivo alguno. Este hecho fue muy significativo, a tal punto que el mismo local emitió un comunicado que decía: “Lamentablemente solo nos queda pedirles disculpas a los cientos de personas que se acercaron a Cerveza Club para disfrutar de un show que por irregularidades ajenas al lugar no pudo hacerse (…) ¿Es normal que por décima tercer vez (13) clausuren un lugar, 24 horas antes de que la banda 1 segundo es demasiado haga su show? Tal vez sea demasiado ¿no? Como no te puedo prohibir tocar, clausuro a como dé, el lugar donde vas a tocar, cuartando el derecho a trabajar y a la libre expresión de todos los involucrados.” Sin embargo logran sobreponerse y se encuentran grabando su tercer disco.
Se puede decir que se caracterizan por entrar en el segundo grupo de la clasificación de las bandas de rock propuesta anteriormente, especialmente por su solidaridad al haber tocado en varios recitales a beneficio. Respecto a la gente, Hugo asegura que tocar en lugares más chicos deja un contacto más cercano con la gente: “gente que quizás nunca pensaste que podrías llegar a conocer, gente con buena onda y de impensados lugares, jamás imaginamos la idea de que nos valla a ver gente de Chascomús, Mar del Plata, Uruguay, es un gusto y un compromiso para con la gente”, agrega. En cuanto al futuro de la banda, Iván Ponce, que toca la armónica, dice que ahora están “reventando” lugares chicos y agrega que “la posibilidad de tocar en un lugar grande depende exclusivamente de la convocatoria de la banda, eso solo el tiempo lo dirá”.
G.A.R.
martes, 14 de abril de 2009
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