A lo largo de los años fuimos bombardeados por la cultura europea, nuestros grandes ilustrados incluso la veían como la sociedad a la que teníamos que aspirar parecernos. Ese lugar de a poco fue corrido por Estados Unidos, pero en la cotidianeidad vemos como la cultura europea influyó, a partir de la conquista de América, en nosotros y en el resto del mundo, sin siquiera ser de ellos mismos.
Vamos por partes. Primero que nada tomemos el ejemplo de la denominación de nuestro continente y sus diferentes acepciones. Como todos saben América proviene de Américo Vespucio, aquel hombre que “descubrió” América, por más de que en realidad fue quien descubrió que se trataba de otro continente, y por más de que el continente ya había sido descubierto por los indígenas que lo habitaban.
Uno de los nombres más comunes para referirse a los países americanos que hablan el castellano es Hispanoamérica. Hispania era el nombre por el cual los fenicios, habitantes del Medio Oriente, le dieron a la Península Ibérica, comprendida por España y Portugal. Lo raro de esta definición es que no toma en cuenta a Brasil por tener un idioma distinto, lo que es por lo menos llamativo ya que Portugal también formaba parte de Hispania.
El otro nombre con el que se conoce al continente es América Latina o Latinoamérica. Confieso mi ignorancia por lo parecido de los nombres, ya que creía que esta definición venía por la cercanía del idioma español al latín. No podía estar más equivocado. Históricamente Europa usaba dos términos para referirse a cada mitad. Así los anglosajones eran las islas británicas, los países nórdicos y el imperio germano. Los latinos estaban comprendidos por los países sur-europeos. Cuando Francia invade México denomina a todo ese territorio América Latina. Acá se ve claramente la influencia europea en todo el continente. Latinos eran los sudamericanos y los sureuropeos, anglosajones eran los norteamericanos y los noreuropeos.
La historia de las denominaciones no termina acá. Los países que hoy conforman América recibieron sus denominaciones de distintas variables. Mientras que Argentina significa “plata”, por ejemplo Bolivia hace honor a Simón Bolivar o México a los mexicas (aztecas). En cambio gracias a Colón debemos la denominación de la Gran Colombia, o gracias al parecido de la región del Lago de Maracaibo con los canales de Venecia tenemos el nombre Venezuela. Brasil sería un punto intermedio, ya que el nombre proviene de un árbol sudamericano, pero la denominación a este se lo dieron los portugueses, que observaron extrañados su color rojizo haciendo que se parezca a las brasas.
Tampoco somos los únicos. Felipe II fue un rey español, hijo de Carlos I. Unió la corona española con la portuguesa al morir el rey Manuel, curiosamente abuelo de Felipe. Una vez hecho esto, y después de varias guerras durante su reinado, se hizo con algunas islas asiáticas, las Filipinas. No hace falta aclarar de dónde surgió el nombre.
Pero basta de los nombres. Pasemos a otras cuestiones, por ejemplo el Renacimiento. Durante este período surgieron autores europeos brillantes. Por dar algunos ejemplos tenemos a Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Phillip Sidney, Tomasso de Campanella, Francis Bacon. Todos estos autores influenciaron a lo que luego sería la doctrina socialista, hoy concebida como un invento europeo. Un detalle particular es que estos autores, para crear sus escritos, se basaron en las noticias que llegaban de una América indígena y de los sistemas políticos que en ella imperaban. Tierras colectivas, dónde los trabajadores las labraban pagando un tributo y a cambio recibían protección militar e infraestructura, principalmente agrícola; un régimen basado en la acumulación para asegurar que todos tuvieran su alimento. En fin, esto inspiró la teoría socialista, la cuál muchas veces nos suele influir a nosotros. Así es como una de las doctrinas políticas principales europeas fue “robada” de América “Latina”.
Si rebobinamos hasta antes de la invasión, vemos que ni España ni Portugal contaban con los avances tecnológicos para realizar semejante campaña. El bloqueo del Imperio Otomano sobre el Mediterráneo obligó a los hispanos a buscar otras rutas para comerciar con la India (Colón pensó que había llegado a la India, no a un nuevo continente, por lo que a los aborígenes los llamó indios, en otra muestra clara de las denominaciones que nos impuso Europa). Para esto utilizaron los grandes descubrimientos de las sociedades árabes. Entre ellos se cuenta la cartografía y la brújula. Incluso varias armas de fuego que luego sirvieron para la conquista. Asíque si no hubiese sido por los árabes, los hispanos tal vez nunca hubiesen llegado a América.
Una de los grandes inventos de la humanidad que permitió el Renacimiento fue la imprenta. Actualmente se le concede al alemán Johann Gutenberg la invensión. Esto permitió, entre otras cosas, la traducción y masificación de la Biblia, llevando adelante la Reforma Protestante de Martín Lutero dónde cada uno podía interpretar libremente la Biblia, quitándole un gran poder a la Iglesia (cosas como estas llevaron a que unos años después se produjera la Santa Inquisición). Sin embargo, esto es una de las grandes mentiras de la historia. Los verdaderos inventores de la imprenta fueron los chinos un año antes, más precisamente por Bi Sheng, quien inventó unos tipos móviles que tenían los caracteres grabados en ella. Hay poca información al respecto, pero se sabe la dificultad de este proceso ya que los caracteres chinos se cuentan de a mil y la conexión de información entre ambos continentes era muy difícil.
Gutenberg, más conocido como el padre de la imprenta moderna, creó unos tipos móviles de hierro dónde en cada uno tenía uno de los caracteres. Pasó por muchas dificultades económicas por lo que su invento fue arreglado para funcionar óptimamente recién por su discípulo Peter Schöffer.
Esto son algunas pruebas de inventos “robados” por Europa hacia otras culturas o de la misma influencia hacia nuestro continente. Hoy presenciamos una revalorización de lo otro, nos estamos empezando a dar cuenta de la grandeza de las culturas que habitaron estas tierras y de la superioridad china en muchos aspectos tecnológicos. Por costumbre le regalamos a Inglaterra la adjudicación del fútbol cuando en realidad lo único que hicieron fue amoldarlo a lo que lo conocemos hoy. Los mayas habían inventado un juego muy parecido para honrar a sus dioses, en él tenían prohibido por los sacerdotes tocar el balón con las manos. El mismo equipo no solía ganar dos veces porque se lo premiaba con algo que ahora parece descabellado, pero en esa época era un gran honor: el sacrificio de todos los integrantes del equipo para aplacar la furia de los dioses. Los chinos también tenían algo parecido, dónde primero malabaristas bailaban con la pelota a sus pies y luego se organizaron los primeros juegos.
En fin, es momento de que nos empecemos a preguntar como quienes queremos ser. ¿Queremos ser como Europa? ¿O queremos ser como nosotros mismos? Después de todo fue una cultura aborigen la que descubrió el número 0, lo que hoy parece poco, pero significó un avance increible en las matemáticas.
GAR
domingo, 8 de mayo de 2011
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